En la actualidad el medio ambiente se concibe como un ámbito transversal alejado de la conceptualización sectorial. En este escenario, la protección del suelo se concibe con la vista puesta en la contribución a algunos de los retos más importantes de la sociedad actual. La conservación de la biodiversidad, la mejora de la salud y el bienestar humano, la adaptación y la mitigación de los efectos del cambio climático o la disponibilidad de agua de calidad se erigen como objetivos imposibles de alcanzar sin una protección integral del suelo a la que contribuyan, de una manera coordinada, todos aquellos con competencias y capacidades en su gestión.